lunes, 18 de agosto de 2025

Verano


Verano 2025


En verano, las noches arden con fuego sutil,  el calor aplasta y, si no hay brisa marina, el aire se vuelve un peso imposible de respirar.  

La humedad se adhiere a la piel,  y tu cuerpo gotea como flor cubierta de rocío al amanecer.  

El verano es breve, pero su paso es cuesta arriba,  agotador, solo anhelas beber agua fresca y sumergirte en la piscina o bajo la ducha.  

La calle abrasa sin piedad,  y solo el aire acondicionado ofrece alivio,  pues ni el ventilador logra vencer esa opresión.  

Aquellas casas frescas de antaño, refugio en tardes calurosas,  las noches al fresco en la puerta,  las charlas sencillas con los vecinos,  los niños jugando sin juguetes,  solo con la imaginación y la dicha de tener poco y ser felices.  

Esas macetas, jazmines, plantas que regalaban oxigeno y que se regaban para refrescar el ambiente.

Hoy hay progreso, sí,  pero hay quienes sufren el rigor del calor sin tregua en esta estación.  

La atmósfera se carga de sustancias tóxicas,  que nos enferman sin mirar edad ni condición.  

Ojalá pudiéramos vivir más en armonía con la naturaleza,  cuidar mejor nuestro entorno,  porque en ello va nuestro propio bienestar.  


MarinaDuende ©️






Agosto

 Agosto 


En agosto las noches son un fuego sutil,  el calor te derriba, sin brisa para seguir.  

La humedad se pega, tu piel empieza a sudar,  como flor que al rocío no puede ya aguantar.  


El verano es breve, pero pesa sin compasión,  solo quieres agua fresca y un baño en el rincón.  

La calle quema fuerte, el aire no da tregua,  ni el ventilador alcanza a dar una gota de calma.  


Aquellas viejas casas, refugio del ayer,  las tardes eran suaves, las noches al caer.  

Vecinos en la puerta, risas que se entrelazan,  niños sin juguetes, la imaginación que abraza.  


Hoy el mundo avanza, pero el calor no cede,  los cuerpos se cansan, la fatiga no pierde.  

El aire está cargado, toxinas al respirar,  nos enferman sin aviso, sin edad para evitar.  

Ojalá volvamos a cuidar lo natural,  a respetar la tierra, a vivir en su coral.  

Porque en ese cuidado está nuestro bienestar,  y en cada gesto simple, un mundo por salvar.  

MarinaDuende ©️ 




Amanece

 Amanece.


La primera luz tímida se asoma, pintando el horizonte con pinceladas suaves de rosa y dorado.

El mar susurra secretos antiguos mientras las olas acarician la orilla con un ritmo constante y sereno. 

Los pescadores, guardianes del alba, preparan sus redes y embarcaciones, como si cada gesto fuera una plegaria a la vida que cada amanecer renace.

El aire se llena de sal y promesas, un murmullo salado, envuelve el alma y despierta los sentidos. 

La brisa marina juega con mi cabello, desordenándolo con suavidad, y parece contarme historias de horizontes lejanos y sueños por cumplir.

El cielo, un lienzo vivo, se tiñe de colores que abrazan el día, azules profundos, naranjas cálidos, y un leve toque de violeta que invita a la esperanza.

Amanece, y con la brisa, un suspiro de vida que invita a renacer, a sentir, a ser, a aprender y seguir avanzando.


MarinaDuende ©️




Se me escapa

 Se me escapa 



La vida se me escapa,  

corta como un suspiro,  

porque quiero cosas sencillas  

que el peso del día me niega.


Un paseo cuando el sol es amigo,  

un café con una amiga,  

la playa callada donde las olas hablan  

y no hacen falta palabras.


Sumergirme en un libro,  

nadar en sus páginas,  

ser la voz que susurra la historia,  

perderme en otros mundos,  

eso, eso extraño tanto.


Caminar sin prisa,  

mirar el cielo, el suelo,  

los colores que se esconden en el camino,  

porque vamos tan rápido  

que olvidamos detenernos.


Instantes que vuelan,  

un perfume que detiene el tiempo,  

una sonrisa que ilumina,  

un gesto que dice más que mil palabras.


Si pudiéramos solo parar,  

respirar, mirar, sentir,  

tal vez la vida se alargaría  

y el alma se llenaría de momentos.


MarinaDuende ©️




La ausencia de Federico

 La ausencia de Federico 


Hoy no estás, pueden pasar siglos y tu poesía seguirá fresca, como la savia en tu ser.


La injusticia fue desmedida y tu ausencia no tiene quien la reemplace.


Te segaron la vida, como una hoz corta el trigo verde, sin permitirle florecer, sin dejarle crecer.


Eras un niño canturreando la nana, las sevillanas, los romances al piano, la música palpitaba en tus venas.


Ser andaluz era un orgullo para ti, poeta en Nueva York, viajero de mundos insólitos, con amigos indómitos.


Si no hubiesen apagado tu vida,  hoy aún serías leyenda viva, y tu obra sería aún más vasta.


Duerme, duerme con la nana, que a pesar de todo, sigues siendo la musa de poetas, presente en innumerables actos.


Te quitaron la vida, pero clamaste con tu sangre al universo para seguir vivo y aún lo estás.


¡Vive Federico!


MarinaDuende ©️




domingo, 17 de agosto de 2025

Soy pasión

 Soy pasión 


Soy pasión hecha copla, alma ardiente del sur,  andaluza de pura sangre, no hay más que decir, es mi verdad y mi luz.  


Mis ancestros cantaron bajo luna plateada,  y en cada verso mío, su alma está guardada.  

Se siente en mi mirada, profunda y sincera,  en la lágrima que brota, en la risa que espera,  en la pena que duele y en el sueño que vuela,  en el duende que baila bajo las estrellas.  

Andaluza soy de cuna, en mis venas un río,  un torrente de vida, un fuego bravío.  Es el viento que arrulla el olivo y el mar,  el aroma del azahar que me hace soñar.  

Versos de pura llama, aires del sur,  con el alma en la copla, con el alma en la voz.  No hay más que hablar, sólo sentir y cantar, porque en esta tierra, la vida es un arte sin igual. 


MarinaDuende ©️










sábado, 16 de agosto de 2025

¿Quién soy?

 ¿Quién soy?


Soy un ser que viaja sin moverse, que se escapa en silencio con la imaginación y la voluntad. 

Soy un suspiro que se desprende del tiempo, un ser etéreo que danza entre las hebras del pasado y el presente, viajando sin cadenas ni mapas, guiado solo por la voluntad y la pureza de la imaginación.

Surco los cielos invisibles, me deslizo entre nubes de recuerdos y aromas olvidados. 

En Florencia, me detengo ante la catedral que un día me arrebató el aliento, y me convierto en viento que acaricia sus aristas de mármol, en luz que se cuela por sus vitrales multicolores. Soy presencia y ausencia, un alma que se funde con la piedra y la historia.

En conventos dormidos por siglos, me convierto en niño que carga libros de sabiduría con un fraile, en monja que sube sigilosa la escalinata para hacer sonar la campana que despierta al pueblo en oración. 

Cada paso resuena en mi ser, cada rincón guarda un secreto que habita en mí.

Conozco también tierras donde el sol se posa con ternura, donde soy indio, hijo de una tribu, donde la caza es danza ancestral y la vida se siente en la respiración de la tierra. 

Soy dama medieval, soy niño o niña, soy esencia que atraviesa tiempos y cuerpos, un Ser especial que vuela con rumbo fijo, consciente de su infinito vuelo.

Mi alma vuela con rumbo, consciente, tranquila. Cada viaje me llena, me recuerda quién soy, y me abraza con suavidad.

Así, mi alma se extasía en cada viaje, en cada instante vivido y revivido, porque soy libre, soy aire, soy memoria que no olvida, soy el eterno viajero de lo intangible.

MarinaDuende ©️