miércoles, 21 de mayo de 2014

Sin nombre.

Sin nombre
MarinaDuende ©️ 01_01_2014

Recuerdo que dormía plácidamente junto a mis hermanos y mi madre, no sé cómo llegué a un lugar oscuro, después me dejaron caer en un sitio frío y extraño.

Vagué durante horas y pasé la noche tiritando de frío y con hambre. Se hizo de día y de pronto un chico reparó en mí, se acercó y me dejé coger. Dijo “a ver ¿qué hago contigo, preciosa?”, me guardó dentro de su pecho y allí al calor me quedé dormida. No sé cuánto tiempo pasó, cuando me sacó fuera de él, me sorprendí al ver las caras alrededor mirándome.

Una mujer le gritaba al chico:
-          ¡Ni hablar, ni lo pienses, José. Ahora mismo te lo llevas y lo sueltas de nuevo en el campo, no me falta más que esto.
-          El chico decía: “¡Pero, chacha, si es preciosa y está coja, ¿no te da lástima? Si la dejamos se puede morir. ¡Anda ponle un poco de leche que está hambrienta, seguro que se portará bien y no verás un ratón en tu casa.

-          ¡Qué no te digo, ya hay veces que tengo que deshacerme de  crías de conejos, pero nos dan de comer, pero ¡un gato!, ni loca…
Una niña me trajo leche, la cual me supo a gloria y después de tiras y aflojas, la mujer se resistía a que me quedase en casa, las niñas me acogieron con tanto cariño, que ella cedió y me fui haciendo un hueco en aquella familia.

Crecí y me puse linda, con mis ojos verdes, rubia, negra y la parte de la panza blanca, cuando salía los gatos me dejaban preñada, pero no sé qué ocurría con mis crías que desaparecían nada más parirlos. Me llaman todos “la gata” y ratones no había conmigo allí.

Sí era muy feliz en aquella casa, mi ama me ponía en el sitio más calentito de una cuadra que tenía más pequeña, y no me faltaba de comer, estaba muy lustroso mi pelo y mi cuerpo. Merodeaba en la casa de al lado, porque la vecina se dejaba la ventana abierta y el pescado allí a mi alcance, pues me pegaba unas comilonas. Luego discutían entre ellas, la vecina que me iba a envenenar un día, y mi ama le decía que no se dejase la ventana abierta.

A veces me metía bajo la mesa camilla y eran tantos pies, que la cola alguna vez se metió en el brasero y salía pitando a apagármela yo sola. Y alguna noche me quedaba dentro de la casa y amanecía encima de la cama de las niñas, tan calentita y mimada.

Hoy he comido pescado otra vez casa de la vecina, pero me siento mal, no paro de vomitar y me ha costado llegar hasta mi lugar, estoy muy cansada.

¡A ver si se me pasa!




lunes, 19 de mayo de 2014

Un largo baño de espuma

“ Relajación”
(Un largo baño de espuma…)


Se despidió y cortó la comunicación. Que cansada estaba, los niños minaban su energía, sí que el trabajo le llenaba y lo hacía con agrado, necesitaba relajarse.

Un largo baño de espuma es lo que necesitaba, música suave, ambiente especial y se puso manos a la obra. Se desnudó y se miró al espejo, todos les decían que tenía un cuerpo de modelo, curvas de infarto, los compañeros e incluso algunas amigas habían coqueteado con ella… bueno ella disfrutaba de su sexualidad, cómo algo natural que era.

Le hacía ilusión estrenar la bañera, con hidromasaje y yacusi, se sumergió poco a poco, sentía el calor del agua en su piel, se colocó cómodamente y la música sonaba suave y agradable. Sintió el relax, cerró los ojos y se dejó llevar por el momento.

El agua empezó a burbujear y sentía en su espalda el masaje, en sus pies…

Oh, aquello era la gloria, no oyó ruido alguno, pero sí que notó cómo la acariciaban unas manos recorriendo cada milímetro de su piel, ella se dejó llevar decidida a tomar todo el placer posible, quería que aquello durara lo necesario para disfrutar al máximo.

Sintió los dedos entre sus muslos, abriéndose paso a su punto de disfrute, y se dejó llevar hasta marearse de goce, la boca le succionaba sus pezones...se dejaba llevar en un oleaje de satisfacción.
No quería abrir los ojos, porque igual estaba soñando y se resistía a despertarse en aquellos momentos, estaba centrada totalmente en la espuma, que subía y bajaba con movimientos suaves en su cuerpo, el agua tenía su temperatura justa.

Sintió cómo le succionaban los dedos del pie y más tarde la boca fue subiendo más arriba buscando el botón de su delicia,  lamiéndole hasta el deleite, y se perdió en aquel baño de éxtasis.
MarinaDuende ©️ 

(19_05_2014)
Foto Internet