martes, 29 de julio de 2025

Baños árabes

 Baños Árabes 


Como cada mañana Said recorría con su carro las calles de Xauén. 

El frescor vespertino daba paso al aroma del pan recién horneado en las panaderías, los hombres del campo iban a su faena, se veía alguna mujer joven con cántaros de la fuente, para empezar las tareas.

Él llevaba una carga preciosa, era lo que le daba de comer a su madre, a él y algunas vecinas más, lavaban, cosían y cuidaban aquellos lienzos de lino inmaculados para secar los cuerpos de los hombres importantes de la ciudad y de fuera, que allí hacían los negocios trascendentes.

Cada día hacía el mismo itinerario, desde el lavadero, hasta los Baños Árabes.

Paró el carro, bajó de él y amarró las riendas a un aro de la pared y empezó a descargar los canastos con la ropa.

-¡Buenos días! – le dijo Horacio.

-¡Buenos días! – contestó Said. 

-Ya te espera Dorotea para repasar las telas y ya sabes, lo estrictos que son con ella, no permiten un fallo en ese menester.

-Si – contestó Said – No te preocupes que viene todo bien.

Terminado de descargar el carro, Said tenía que esperar a que Dorotea diese su aprobación a todo lo que llevaba, mientras tanto, entró donde Horacio tenía sus aceites y mejunjes para untar en los cuerpos, él era el masajista mejor de allí.

-¿Qué tal vas con las clases de escritura?

-Voy mejorando, el maestro es muy bueno.

-Ya, eso me dice a mí él de ti; que eres un buen alumno.

-Lo intento, con todas mis fuerzas, ya sabes que tengo mucho afán de aprender.

-Eso es importante – dijo Horacio mientras con una mano revolvió el pelo del chico.

-Por tus manos pasa lo más granado de la ciudad, tendrás mucha información…

-¡Jajajajaja!… aquí eres ciego, sordo y mudo, sino tardan poco en... – con un gesto de la mano en forma de tijera señaló la lengua – en cortarla, y aunque no me sirve para mi trabajo, quiero conservarla intacta.

-Comprendo.

¿Qué aceite es el mejor o el más usado?

-¡Vaya, tú no pierdes nunca el tiempo! Eso está bien. Uso mucho entre otros el de romero, rejuvenece la piel, le da elasticidad y si se mezcla con hierba buena, frescura. También es calmante y excelente para inflamaciones, cicatrizante y bueno para el dolor de huesos y alguna cosa más…

-¡Vaya, un tesoro! Se lo diré a mi madre, le gustará…

-¡Seguro, las madres son muy sabias y recogen todo cuánto les puede ayudar para calmar molestias en sus hijos y demás familia!

-Y ¡el aceite de oliva, que tanto tenemos aquí?

-¡Ah, es un depurador y limpiador para el interior de nuestro cuerpo, en ayunas con unas gotitas de limón es estupendo, para el corazón, problemas digestivos, uñas, cabello!

Se entreabrió la puerta y asomó Dorotea.

-Sabía que estabas aquí, puedes irte Said, está todo bien. Muy buena idea la de tu madre de poner bolsitas de romero, naranja y clavo entre la ropa, huele bien, me ha gustado.

Horacio hizo un guiño al muchacho.

-¡Gracias Dorotea, se lo diré y se pondrá contenta!

-¡Hasta mañana! Saludó a Horacio y a la mujer, y salió en busca de su carro para volver de nuevo a su destino.

Él ansiaba ser maestro, algo en la vida por lo que ser respetado, él no tenía un padre y le hubiese gustado tener uno que se pareciera a Horacio, y algún día él tendría hijos y se encargaría de ellos cómo si de un tesoro se tra

tase.



MarinaDuende

13_05_2015

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