viernes, 19 de abril de 2013

Uno crece....



Imposible atravesar la vida, sin que un trabajo salga mal hecho, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que un amor nos abandone, sin que nadie de la familia fallezca, sin equivocarse en algún negocio.

Ese es el costo de la vida...


Sin embargo lo importante, no es lo que suceda, sino cómo se reacciona, si te pones a coleccionar heridas eternamente sangrantes, vivirás cómo un pájaro herido, incapaz de volver a volar.


Uno crece... cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.

Uno crece... cuando acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla.

Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo. Uno crece... asimilando lo que deja por detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el porvenir.


Crece... cuando supera, se valora y sabe dar frutos. Uno crece... cuando abre camino dejando huellas, asimila experiencias y... siembra raíces.


Uno crece... cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos, ni prejuicios. Cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes, cuando cumple con su labor.


Uno crece... cuando se es fuerte por carácter sostenido, por formación, sensible por temperamento y... humano por nacimiento.


Uno crece... cuando se enfrenta al invierno, perdiendo las hojas, recoge flores aunque tengan espinas y marca camino, aunque se levante el polvo.


Uno crece... cuando es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones, capaz de perfumarse con residuos de flores... ¡¡y de encenderse con residuos de amor!!


Uno crece... ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe.

Uno crece... cuando se planta para no retroceder, cuando se defiende cómo águila para no dejar de volar, cuando se clava cómo ancla y se ilumina cómo estrella... entonces, entonces... es cuando uno crece.




No hay comentarios:

Publicar un comentario