viernes, 26 de agosto de 2016

Itahisa de Toti Martínez de Lezea



Sinopsis
Julián de Zautuola emigró de su Vizcaya natal dejando atrás el caserío de su familia. Su intención era hacer fortuna en América, pero se mareó en el barco y desembarcó en el primer puerto al que arribó su nave, en la isla de Tenerife. Allí se quedó durante quince años y volvió convertido en un hombre rico. Pero también destrozado por una fallida historia de amor con una enigmática joven llamada Itahisa.
Ya en Vizcaya, Julián ordena restaurar el caserío y busca mujer. Su elegida es Inexa, la joven hija de una de las familias del pueblo. De Zautuola emigró de su Vizcaya natal dejando atrás el caserío de su familia. Su intención era hacer fortuna en América, pero se mareó en el barco y desembarcó en el primer puerto al que arribó su nave, en la isla de Tenerife. Allí se quedó durante quince años y volvió convertido en un hombre rico. Pero también destrozado por una fallida historia de amor con una enigmática joven llamada Itahisa.
Julián e Inexa se trasladan al caserío, junto a los sirvientes de éste. Inexa no sabe qué esperar de ese marido desconocido, pero ya desde la primera noche que pasan juntos se da cuenta de que sólo puede esperar una cosa: frialdad. Julián se ha casado con ella con la única finalidad de procrear un heredero y los sentimientos de la chica le importan muy poco.
Año 1800, un valle vizcaíno, el propio Bilbao y Tenerife son los escenarios de una novela de amor y secretos.
Impresiones
Antes de comentar mis impresiones propiamente dichas sobre esta novela, y dado que no todos conocéis a esta genial escritora, os quiero avisar de que esta novela no es muy representativa de su obra. No es mejor ni peor, pero sí distinta. Aunque Toti es muy prolífica y ha escrito un poco de todo, en la literatura para adultos es sobre todo conocida por sus novelas históricas. Entre ellas las hay más históricas (como por ejemplo La abadesa) y menos, pero, en general, todas tienen un importante componente histórico centrándose, sobre todo, en lo que yo llamo “la pequeña historia”, la de la gente normal, del pueblo, y no la de los reyes y personajes importantes. Creo que por eso me gusta tanto…
Pues bien, esta novela no es propiamente histórica, aunque, como a Toti le gusta tanto el pasado, no puede evitar situarla en el pasado. Así, la historia transcurre hacia 1800 aunque se retrotrae quince meses atrás.
Dado que está situada en esa época, Toti aprovecha para trasladarnos la forma de vida de la gente del pueblo por aquél entonces. La ubicación temporal, como siempre en el caso de esta autora, es muy buena, de tal manera que nos traslada perfectamente cómo era la vida de las mujeres y de los hombres en el pasado tanto en las ciudades como en los pueblos. En este caso se centra, sobre todo, en el pueblo vizcaíno donde Julián tiene un caserío y donde va a vivir con Inexa una vez casados. También hay escenas situadas en Bilbao, que ya se va perfilando como una gran ciudad, y en Tenerife, donde Julián pasó unos años, antes de volver a Vizcaya. La parte que más me ha gustado es, sin duda, la situada en el caserío, donde podemos ver a Inexa y Julián en toda su plenitud.

Toti es una gran caracterizadora de personajes. Muchos de los protagonistas de sus novelas son personajes inolvidables, que quedan en nuestra mente meses e incluso años después de haberlas leído. Casi siempre da más importancia a los personajes femeninos que a los masculinos, aunque hay excepciones (como “La flor de la árgoma” por ejemplo). En esta ocasión, tanto Inexa como Julián tienen más o menos la misma importancia –al menos desde el punto de vista de las páginas que a cada uno se le dedican- aunque, en mi opinión, el personaje de Inexa “se come” al de Julián. Aquélla resulta ser un personaje mucho más interesante que su marido, un hombre que no resulta nada atractivo. Julián es un hombre hosco, muy callado y cerrado. Recuerdo que en una reseña que leí de “La flor de la árgoma” (de Pedro, por cierto) se quejaba de que los dos hermanos protagonistas eran personajes a los que el lector no podía coger ningún tipo de cariño por su carácter tan hosco y cerrado. Así era, por supuesto, y así es también en el caso de Julián. Toti no pretende hacerlo atractivo, ni mucho menos; no obstante, es un buen personaje porque refleja a la perfección un tipo de carácter que por el País Vasco se da con bastante frecuencia. Imaginaos vivir en un caserío, en medio de un valle o de una montaña; con vuestros vecinos lejos, el pueblo a kilómetros, sin carreteras, casi sin caminos, con inviernos crudos como los de aquí… No es un paisaje ni unas circunstancias que inviten a ser abierto y dicharachero –como los escenarios más del sur, por ejemplo, propician- . El norte forja unos caracteres muy especiales, cerrados y huraños. Así sigue siendo incluso en la actualidad en algunas zonas; anda que no hay diferencia entre los habitantes de las ciudades y las de los pueblos del interior… Julián, por tanto, no resulta de primeras un personaje atractivo. Su comportamiento hacia Inexa no contribuye, precisamente, a cogerle cariño. Con ella se comporta con un auténtico capullo. Se casa con ella por puro interés, para engendrar un hijo que herede su fortuna. Y la trata peor que mal. No es que la maltrate, pero la ignora y la usa a su conveniencia. Además, al principio no nos muestra nada de su interior. Pero, en sus recuerdos de quince años atrás, vamos a ir descubriendo a un Julián joven, muy diferente; a un Julián enamorado que sufrió mucho por su amor hacia Itahisa. Es por ese amor por lo que ahora es como es y, al final, quieras que no, acabamos entendiéndola un poco y reconciliándonos con él.
Si Julián no es simpático, con Inexa pasa todo lo contrario. Se casa –o, mejor dicho, la casan- muy joven, con un hombre mucho mayor que ella al que no conoce. Sin embargo, ella es una mujer que se adapta bien y su intención es hacer de su matrimonio un éxito y formar una familia. Pero el carácter de Julián se lo impide e Inexa va a sufrir mucho. Hasta que decide ponerse el mundo por montera –dentro de las circunstancias de la época, no os vayáis a pensar- y se convierte en la dueña de su casa, donde hace y deshace como ella quiere. Me ha gustado mucho su evolución y su fortaleza de carácter.
Por otro lado, aunque no aparezca en la realidad sino en la mente de Julián, tenemos a la Itahisa que da título a la novela. El gran amor de Julián era una joven tinerfeña, de origen guanche. Su madre murió acusada de brujería y ella también es una mujer muy especial, muy ligada a la naturaleza. El amor de Julián e Itahisa es enorme pero trágico pues el padre de ella, el hombre más poderoso de La Orotava se opone frontalmente a él y va a hacer todo lo posible e imposible por separar a los amantes. La rivalidad entre Julián y su suegro traspasa los años y los lugares.
Todos los personajes, como suele ser habitual en las novelas de Toti, están muy bien desarrollados –dentro de que es una novela no demasiado larga-, con caracteres bien perfilados, inconfundibles.
El estilo narrativo de Toti es el que ya conocemos los fans de su narrativa. Toti aúna el buen escribir con el relato de historias interesantes. Su prosa es sencilla, precisa y elegante. Todas sus novelas están muy bien escritas y es un gusto leerlas. Pero, además, un placer porque son novelas que se leen solas, resultando siempre muy entretenidas. Una prosa fluida que hace que las páginas pasen solas, sin ningún esfuerzo por parte del lector.
En este caso, como he dicho al principio, lo que nos ofrece Toti no es una novela histórica sino una novela que podríamos definir como romántica (aunque me da miedo calificarla así pues muchas veces se asocia el romanticismo con lo rosa y nada más lejos de la realidad). “Itahisa” cuenta una historia de amor, una historia trágica y muy bonita. Pero también nos habla de matrimonios por interés, de traiciones, de odios y enemistades, de aventuras, de la vida en los caseríos vascos... Es una novela que tiene un poco de todo y que he leído muy a gusto.
Como siempre, y aunque en esta ocasión haya cambiado un poco de registro, Toti no me ha decepcionado
Conclusión final

Aunque muchas de sus novelas históricas contienen una historia de amor, en este caso Toti se centra más en la historia de amor en sí, dejando de lado el punto histórico. Su último libro, un conjunto de relatos de corte histórico, le había supuesto un gran esfuerzo de documentación y quería algo un poco más relajado. Además, dado el éxito que tienen últimamente las novelas de amor erótico (crítica velada a las famosas cincuenta sombras), ella quería hacer una buena novela de amor, bien escrita y desarrollada. Sin duda, lo ha conseguido. O os lo recomiendo porque merece la pena.