El niño de la playa…
Aquel día me embelesaba el sonido de las olas, cerré los
ojos y aspiré profundamente el perfume de la brisa del mar, sentado cómodamente
en la arena.
Algunas gaviotas surcaban el cielo.
La tarde había ido cayendo y el cielo estallaba en colorido.
La gente se había ido poco a poco y yo me quedé cómo deseaba, solo… al menos
eso pensaba.
Había un niño en la orilla de la playa, chapoteando
alegremente con sus pies, me miró y sonrió, busqué con la mirada y no había
nadie más alrededor. Se acercó y me dijo:
-
¿Está solo… no tiene niños!
Ante sus dos preguntas, le contesté:
-
Si, estoy solo, no tengo niños.
-
Pues, los niños son un encanto, al menos eso me
dicen a mí continuamente.
Se agachó un poco, supongo que para verme mejor, pues yo
llevaba un sombrero puesto.
-
Te he visto algún día por aquí, también solo…
leyendo.
Vaya, pensé... creía haber pasado desapercibido.
-
Es posible, leyendo... leyendo, si…
Se sentó un poco más debajo de dónde yo estaba, cogió un
piedrecita de la arena y la lanzó con gran brío al agua, llegó lejos. Observé
que iba descalzo, era rubio con el pelo rizado, sus ojos claros con destellos
azul y verde... la edad, no sabía precisar 12 años… quizá. El bañador blanco
que llevaba, acentuaba su bronceado moreno dorado.
-
A mí me gusta mucho leer, mi abuela lo hacía
desde pequeño, me contaba historias fantásticas, debe ser por eso que me gusta
tanto las aventuras, fantasía, ficción…me divierto más incluso que con algunos
chicos... es un mundo mágico. ¿no cree?
-
Pues, si… es cada vez más extraño que los
jóvenes lean, con tanta tecnología y juegos tan modernos, se lee menos, creo…
Él me miró sonriendo un poco
triste…
-
Bueno internet suele entretener bastante, y los
adultos andan tan atareados en sus cosas que tiene poco tiempo para dedicar a los
niños… yo vivo con mi abuela, a mis padres los veo poco.
-
Tienen que trabajar para dar una vida lo más
cómoda posible a sus hijos, el bienestar de hoy día… cuesta…
-
Sí, si… demasiado, creo que se pierden muchas
cosas hoy día… en fin, me voy… he venido hace un rato a darme un chapuzón y no
quiero preocupar a mi abuela… ¡¡adiós, igual nos vemos otro día!
-
¡Es posible, adiós!
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